La causa más común de la tos que dura una a dos semanas es el resfrío común. Las causas más comunes de tos crónica son: goteo postnasal, asma y sinusitis, todo lo cual puede ser desencadenado por las alergias. Otras causas son reflujo gastroesofágico, bronquitis crónica, reacciones a fármacos, bronquiectasia (tubos bronquiales dañados o agrandados), infecciones, irritantes ambientales y causas psicosomáticas (debidas a la mente consciente o inconsciente). Entre las causas menos comunes se incluyen: fibrosis cística, un cuerpo extraño, tumores, neumonía, defectos congénitos, enfermedades cardíacas o inmunodeficiencia, entre otras. No es fuera de lo común que exista más de una causa para la tos. Si usted tiene una tos crónica, asegúrese de consultar a su médico para determinar la(s) causa(s).
Dependiendo de los antecedentes y el examen físico, pueden realizarse diversas pruebas diagnósticas, especialmente en el caso de pacientes con toses crónicas. Estas pueden incluir una radiografía del pecho, una radiografía de los senos o tomografía computarizada, exámenes de tuberculosis, exámenes de alergias de la piel, pruebas de función pulmonar o provocación, ejercicio, sonda pH esofágica para medir el reflujo de ácidos, exámenes sanguíneos, broncoscopía, ingesta de bario, electrocardiograma (ECG), prueba del sudor y/o examen de esputo.
La tos puede ser bastante molesta, llegando a causar irritación de la laringe, tráquea y bronquios, además de insomnio. La tos también ocasiona la actividad muscular vigorosa, que genera alta presión dentro de la cavidad pectoral. Esta alta presión puede producir complicaciones, incluyendo daños musculares, costillas fracturadas, pérdida temporal de orina e interrupción de heridas quirúrgicas. Rara vez ocurren complicaciones graves como colapso pulmonar. Es importante que su médico diagnostique en forma precisa y trate una tos crónica para prevenir estas complicaciones.